El salto
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El salto

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De Paola Kaufmann - Cuentos
168 pág. - 23x15 cm

Paola Yannielli Kaufmann, argentina, escritora y doctora en neurociencias, nació en la ciudad de General Roca (Río Negro) el 8 de marzo de 1969. Vivió parte de su niñez y adolescencia en la localidad de Brinkmann (Córdoba) y en 1986 se mudó a Buenos Aires para estudiar Biología en la UBA. Tras licenciarse en 1993, se doctoró en Neurociencias en la misma universidad. Por aquellos tiempos, asistió durante cuatro años al taller literario de Abelardo Castillo. Desde 1999 hasta finales de 2001 residió en Northampton (Massachusetts, Estados Unidos) en donde obtuvo un postdoctorado en el Smith College y escribió su primera novela “La hermana”. Durante el período 2002-2003 vivió en Albuquerque (Nuevo Mexico, Estados Unidos). Paola utilizaba el apellido materno para sus publicaciones literarias y el paterno para las científicas. Radicada nuevamente en Buenos Aires, trabajó como investigadora científica del Conicet y de la Universidad de Quilmes y se dedicó a escribir ficción. Murió en septiembre del 2006. [extracto de su Biografía en web personal]

Podés conocer más de la autora en: http://paolakaufmann.com/wp/sobre-paola/

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CUENTOS

“El salto”“Desde el momento en que se acercó al borde del acantilado, Bruno supo dos cosas: que no volvería a tener una oportunidad tan perfecta, y que, en consecuencia, sería necesario saltar. Más bien indispensable, aunque la primera vez que miró para abajo no pudo reprimir cierta vacilación.”

“Kanashibari”: La narradora, al empezar a leer el cuento “Los hechos en el caso de M. Valdemar” de Edgar Allan Poe, sabe cómo terminará la historia porque hace mucho tiempo había leído una narración similar.

“Taipei”: Lo que le sucede a alguien que se coloca en la fila para entrar al cine a ver la película Taipei.

“Los mineros de Wilde”: En la exhibición “Wilde, una vida en seis actos”, organizada por la Morgan Library, sobre la vida de Oscar Wilde, están todos los documentos posibles del escritor reunidos en un sólo lugar. Cartas, borradores de sus obras, fotos, tarjetas, etc. A la narradora le llaman la atención dos de ellos: el manuscrito original de De Profundis y una referencia lateral a una carta escrita en 1882 por un minero de Colorado a su novia, una prostituta que vivía en Nueva Orleans.

“La araña”: A Cristina, ojeras descomunales, piel gris pálido, surcos profundos a los costados de la boca y el cabello aplastado, le habían dejado una nota sobre su escritorio: “Preséntese sin demoras en la oficina del Sr. Gutiérrez”. Pero ahora abrió el agua caliente y la dejó correr mientras se sacaba la ropa.

“El señor Farshad”: Una mañana, mientras hace tiempo sentada en un banco del andén de una estación, un hombre se le acerca a la narradora preguntándole si podía tomar asiento. El individuo tendría algo más de cincuenta años, llevaba un jugo de manzanas, el traje planchado, los zapatos resplandecientes, la barba bien rasurada y el cabello gris engominado hacia atrás. Y le contará la historia del señor Farshad, un empleado de banco.

“La ninfómana y el trepanador”: Arlene era prostituta. Pero en realidad ella fornicaba en primer lugar, por necesidad, en segundo, por placer y en tercer lugar, por dinero. Y siempre hablaba en tercera persona de ella misma. Félix era frío, nunca había tenido fiebre, raramente había sentido miedo y dos veces en su vida había experimentado una verdadera descarga de adrenalina.

“Cosmogirl”: La traducción de una carta enviada por una mujer de Pennsylvania a la sección “Cuéntale a Cosmo”, de la revista Cosmopolitan.

“El misterio de Lucomoria”: El barón Sigmundo von Herberstein fue, aparentemente, el primero que escribió una descripción de las costumbres de los habitantes de la región de Lucomoria, en Rusia: “En el distrito ruso de Lucomoria, los habitantes tienen por costumbre morir cada año, el día 27 de noviembre, y revivir cuando la primavera, el 24 de abril del año siguiente.”

 

“Problemas con la base”: El narrador está desempleado y se enteró que pedían un telefonista para la Base Marambio (Antártida Argentina). Y se ha dirigido, a la tarde de un 31 de diciembre, a una oficina en el tercer piso de la Avenida de Mayo, en una Buenos Aires castigada por una temperatura de 42 grados.

“El visitante”“Se suponía que esa noche Narváez iba a morir. Hasta el mismo Narváez lo sabía, no sólo los médicos: hacía casi tres meses que estaba internado, y en las últimas semanas no había salido de terapia intensiva.”

Estas son las historias de El salto, buen libro (póstumo) de cuentos de Paola Kaufmann. En varios de los cuentos hay cierta dosis de misterio partiendo de situaciones cotidianas, mientras que otros son pequeños ensayos acerca de ciertos episodios ocurridos a personajes conocidos. No hay nada especial que distinga la prosa de Kaufmann de otros escritores, salvo el hecho de escribir bien (lo cual no es poco), pero aún así me ha despertado interés leer su premiada novela El lago.

[Descripción de relatos: https://licricardososa.wordpress.com/2016/02/26/paola-kaufmann-2012-el-salto/]